En estos momentos estoy con la lectura de la tesis doctoral de Íñigo Errejón, la cual se tituló La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009). Un análisis discursvo. Partiendo sobre todo de las teorías del filósofo argentino Laclau, realiza un interesante análisis de los procesos políticos vividos en Bolivia en la segunda mitad de la pasada década, pero este mismo instrumento de análisis puede servirnos para comprender otros procesos como los actuales.
Realmente interesante, pero durante la lectura duda:
¿Qué ocurriría ante esto y cómo actuar?
Se puede crear una cadena de equivalencias entre distintas reivindicaciones o demandas concretas, y uno o varios significantes articular las diferentes cadenas de equivalencias (y ojo, cada demanda particular puede tener su signficantes concretos). Sin embargo pongo una objeción: No todos los grupos comparten las mismas reivindicaciones dentro de la cadena de equivalencias, más allá de la demanda de la dimensión ganadora (un ejemplo de este tipo de demandas, en Tenerife la encontramos en el ciclo de movilizaciones de 2004-2009 de "No al Puerto de Granadilla", en realidad un montón de luchas y reivindicaciones concretas aglutinadas en una principal), es más, algunos grupos que defienden una demanda, pueden oponerse completamente a otras demandas dentro de la misma cadena. Y ojo, que con significantes vacíos sólo no se genera poder o contrapoder, pues si no se responde a esas demandas concretas, poco se puede hacer ("la gente no come banderas" dijo una vez un compañero independentista). No hablo de desagregar demandas, ni que la reivindicación social sea sólo un compendio de demandas concretas sin relación alguna entre sí, pero el juego es realmente complejo.
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