Wednesday, December 14, 2005

Contra la LOE

De nuevo nos encontramos con un ataque a la educación pública en forma de Ley Orgánica. Antes fue la LOCE, bajo el gobierno neoliberal del Partido Popular. Ahora el Partido Español que no es Socialista ni Obrero impulsa la LOE, ley de carácter continuista que se diferencia en muy poco con el tipo de educación elitista y mercantilista que promovía el PP. Tampoco podíamos esperarnos otra cosa, pues hace ya tiempo que el PSOE demostró qué tipo de partido es, y qué es lo que defiende realmente. 

Una vez más nos encontramos con una ley que favorece a la educación privada y concertada en detrimento de la pública, dando una educación diferenciada dependiendo de la clase social y el nivel económico de las familias. Educación diferenciada basada en la existencia de una educación privada destinada a formar a las elites sociales, y otra educación destinada a formar a la futura mano de obra.

Una vez más nos encontramos con una ley que lejos de solucionar la problemática que padece la enseñanza pública  no hace sino empeorarla. 

Una vez más nos encontramos con una ley que beneficia sobre todo a la educación concertada, nombre que reciben la educación privada financiada con dinero público. 

La LOE no está destinada a cubrir las necesidades reales de la educación pública, sino que es una ley hecha a medida del empresariado. 

La educación va camino de convertirse en un negocio más, ya se nos habla de favorecer la competencia, de favorecer aquella formación que demande el mercado de trabajo... Con políticas como la LOE o la Convergencia Europea, que sirve además como instrumento de homogeneización cultural.

Contra todo esto debemos defender una educación pública, gratuita a todos los niveles, laica, popular y con contenidos Canarios.

Thursday, December 01, 2005

Independencia, globalización y clase trabajadora

Globalización y Unión Europea

En la última década, desde ciertos círculos se suele atacar al independentismo y a cualquier reivindicación de tipo nacional con la idea de “en estos tiempos en los que se tiende a la unidad, no tiene sentido el separarse”; haciendo alusión en unas ocasiones a la globalización y en otras a la Unión Europea.

¿Qué tipo de unión supone la globalización? Ninguna; lo que la globalización supone es un aumento del poder de las grandes burguesías que trasciende con creces las distintas fronteras estatales y que en países menos desarrollados o dependientes se impone en forma de neocolonialismo. No se trata de algo nuevo, en realidad venimos asistiendo a ello desde hace mucho tiempo, sólo que en los últimos años la tendencia es a incrementar exageradamente esta situación. El poder de las grandes burguesías llega a imponerse sobre el poder de los propios estados, convirtiéndose estos en meros instrumentos para que esta burguesía ejerza su poder. En este contexto (que, repito, no es tan nuevo) los grandes partidos políticos son representantes de los intereses de distintos sectores de esa burguesía; cada uno de estos sectores de la burguesía apoyará o impulsará la victoria del partido que mejor sirva a sus intereses. Este incremento del poder de las burguesías para aumentar su ámbito de acción y aumentar la rapidez del flujo de capitales se atreven en ocasiones incluso a pintarlo con la idea romántica de “apertura de fronteras”.

La Unión Europea desde sus orígenes está planteada para servir a los intereses de la burguesía, es una “apertura de fronteras” para que el capital fluya libremente entre los estados miembros. Resulta ahora gracioso que, desde ciertos sectores de la izquierda, se planteen campañas como la del voto negativo a la Constitución Europea con un “así no” o que se argumente una “actitud europeísta crítica” y se defienda que la Unión Europea adopte un enfoque más social cuando esta fue creada expresamente como plataforma de apoyo a los intereses del capital; totalmente alejado de esa romántica idea de “unión” y “desaparición de las fronteras”.
Se observa últimamente también la idea de la Unión Europea como “superación de los planteamientos nacionalistas”, pero la cuestión es que la Unión Europea es en sí fuertemente nacionalista, del nacionalismo burgués para ser más exacto.

El nacionalismo burgués se caracteriza por la aspiración de la burguesía de crear una superestructura política en un territorio determinado y que sirva a sus intereses, ya sea una autonomía, un estado que se separe de otro, o la unión de distintos estados y reinos (como fue el caso de las unificaciones alemanas e italianas). Hay pues un nacionalismo europeo, el cual no está exento de reivindicaciones culturales históricas y morales de los “valores europeos”, la cultura griega y romana, el “europeismo” de Carlos I, etc., todo ello con sus variantes regionales, para adaptar mejor el europeismo a la “idiosincrasia” de cada una de las regiones (algo similar al españolismo y el “Pasodoble Islas Canarias”), así pues en el mediterráneo nos encontramos también con reivindicaciones del legado fenicio el cual se pretende incluso relacionar con los canarios precoloniales.

Por otro lado, el nacionalismo burgués, tanto el aglutinador como el “separatista”, tiende a rebasar su poder hasta fuera de los límites nacionales, de lo contrario, en el caso del nacionalismo burgués “separatista”, la nueva estructura estatal no sería suficiente para el propio desarrollo capitalista “nacional” y se convertiría en una neocolonia o estado títere totalmente dependiente de los intereses de las burguesías extranacionales (en el caso del autonomismo, las burguesías “nacionales” asumen su papel secundario, pues además de que esa estructura autonómica les basta para lograr su propio desarrollo, sus intereses están ligados a su propia dependencia de otras burguesías).

Clase trabajadora y cuestión nacional

Desde sectores del comunismo habrá quien argumente que para asegurar una mayor organización y coordinación de la lucha obrera para la consecución del socialismo, se hace necesaria una acción unificada en el seno de una estructura estatal capitalista lo más amplia posible, y que una vez destruido el capitalismo esa misma estructura estatal (con cambios en la organización, pero con mantenimiento del estado y su integridad territorial) habría de mantenerse, pues la destrucción o fragmentación de la misma sería un freno a los intereses de la clase obrera. Ejemplo de esto son los comunistas españoles que defienden una III República Española. Esta opción, muy defendida por personas cuyo discurso es pretendidamente “antinacionalista”, si nos paramos a analizarla nos daremos cuenta de que también es nacionalista. ¿acaso el nacionalismo burgués no consiste en la defensa de una estructura estatal (estado-nación) que satisfaga los intereses de la burguesía? Pues este socialismo republicano defiende el mantenimiento de un estado supuestamente para satisfacer los “intereses de la clase obrera”. Ello explica que desde ese mismo comunismo se defienda la existencia de una Unión Europea (“así no” u “otra Unión Europea es posible”), con un discurso que no está carente tampoco del ensalzamiento de los valores europeos.