He de reconocer que cuando niño me gustaba el día de Canarias. No sólo por la fiesta que se hacía en el colegio, una buena oportunidad para comer frangoyo, sino también la programación televisiva. Es curioso, en esa época TVE Canarias tenía una buena programación sobre nuestra tierra, con programas musicales tanto de folclore como de nuevos grupos, reportajes y programas de cultura y antropología, de entrevistas culturales. Actualmente no queda casi nada de eso, ni en TVE Canarias ni en la Televisión Autonómica, repleta esta última de documentales para turistas, películas del oeste, magazines cutres y escaparates de anecdotarios y nimiedades presentados como si estas representaran la esencia de la canariedad. En esa época, mi infancia, solía coger cintas VHS en las que iba grabando fragmento de distintos programas y videoclips relacionados con el día de Canarias que salían en la televisión. Y volvía a mirar la cinta grabada tiempo después guardadita. No sé qué fue de esas cintas, no sé si finalmente se botaron al quitarse los aparatos de vídeo.
No me preguntaba en esa época sobre qué representaba el Día de Canarias, con el paso del tiempo descubrí que no se celebraba ninguna efemérides realmente relevante, tan sólo el día en que se constituyó el primer Parlamento de Canarias en 1983. Una fiesta institucional que cada día ha ido ensalzando más los elementos del folclorismo barato, heredero de las políticas culturales españolizantes del franquismo, y perdiendo un cierto interés. Ante esta ola de españolismo, Coalición Canaria, en decadencia, ha ido olvidando las políticas culturales, ninguneándolas, pero eso sí, sacando el traje de mago para "ocasiones especiales". Ahora nos venden como canariedad el cuento para turista del clima y la playa, cuando la playa nunca fue uno de los elementos que nos definían, pero claro, ahora tenemos que ser los bufones que derrochen alegría ante quienes vienen a visitarnos, "sí señor, no señor, lo que usted mande, servida está la mesa", que diría Pedro Lezcano. De niño me maravillaba la figura del guanche, las historias de resistencia ante el invasor, nuestros paisajes (que los mandamases de Canarias se iban cargando paulatinamente), la creación musical en Canarias que aunaba tradición y modernidad en fusiones realmente interesantes. Coalición Canaria no prestó nunca atención, en realidad, a esas cuestiones, por más que desde algunos sectores de una mal llamada progresía se llegó hasta calificar la canariedad como un invento coalicionero. Fueron movimientos sociales y culturales desde la izquierda y desde el soberanismo quienes dieron todo ese impulso creativo y de construcción de canariedad. Algo mínimo trabajó en cuanto a identidad canarias CC cuando la traición de ICAN, pero a medida que lo que quedaba de ICAN se fue disolviendo cual azucarillo, tan sólo nos iba quedando un desierto. CC parece ya olvidada de cualquier atisbo de canariedad, salvo los votos que les sigue reportando el nacionalismo banal de ser "los canarios", y ha regresado al insularismo más ramplón que nunca abandonó, se ahí los flirteos con el casiquismo curbelista de ASG, o con el ultraespañolismo derechista de Bravo de Laguna. CC se apropió de muchas cosas, la canariedad incluida, o el concepto de "nacionalismo canario", sin haberlo sido jamás (ni siquiera reconocen a Canarias como nación ¿cómo van a ser nacionalistas canarios?), para luego destruirlas.
Es hora que desde abajo, desde los movimientos populares y progresistas, demos de nuevo impulso a la reivindicación de la canariedad en cada una de las islas, una canariedad que precisa de una labor de creación, la cultura es una creación, invención si se quiere, humana, no viene dada por naturaleza desde que nacemos. La construcción cultural de una Canarias que puede aprovechar si quiere fechas como el 30 de mayo, pero también muchas otras, pero no debemos dejar que, de nuevo, nos roben la idea de Canarias los de arriba.
