Wednesday, May 31, 2006

Vértigo inverso



Contemplando la majestuosidad de la naturaleza, la dignidad de su lucha constante simbolizada en un pino canario que se alza hacia el cielo... miremos las cosas desde abajo, y veremos grandezas que nunca antes habíamos mirado, no las grandezas personales, sino otro tipo de grandezas.

Y mirando parriba, aunque a uno después le quede un dolor de cuello que ni te cuento, vienen a la mente algunas cosas.

Qué lejos está el arriba, el vacío que puede sentirse ante el espacio, la altura... y la soledad de sentirse pequeño, muy pequeño, pero que ese empequeñecimiento es a la vez necesario, para saber realmente lo que somos, para no sentirse uno ni henchido de orgullo, ni engrandecido. Los honores déjenselos pa los engreidos miserables que ostentan el poder político y económico, que ya luego les quitaremos su juguetito y los bajaremos de ahí, tumbando la silla pabajo y echándola a rodar por las escaleras si es necesario.

Pues sí, somos pequeños, pero a la vez grandes, y juntos, muchos pequeños unidos, podemos construir algo mayor. Pero desde cualquier sitio se nos inculcan ideas contrarias a esa unión, se nos habla constantemente de la competitividad, de la superación personal, como si el único objetivo fuera llegar a ser uno de esos engreídos miserables de los que jablé antes... (cuando a no ser que se nazca ya rico, es casi imposible llegar allí ) .

Thursday, May 25, 2006

Hoy...

Hoy caí por las escaleras
y ayudé a un perro a cruzar la calle,
explicando por qué la nube es tan bella
mientras te envenenabas con el aire.
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Hoy pronostiqué de modo reservado
que la sombra de cuerpo no tiene salida,
que el sembrar trozos de mar
no germina ni nunca germina.
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Hoy canté a la luz de lo negro
marchando a los diez meses
de sonrerir al presidente de un cementerio
en la tumba de lombrices inertes.
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Hoy denuncié a un lobo que me mordió una pierna,
y el lobo se querelló disfrazado de caperucita,
mantuve largas conversaciones con un gato muerto,
y me enyugué al comer flores marchitas.
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Hoy masturbé a un corrector de acidez,
que agradecido me dio los buenos días,
sonreí mientras lo insultaba por lo bajo,
pero el me escuchó mientras dormía.
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Hoy danzé contra el viento en una playa,
y volé por entre senderos casi verdes
rompiendo piedras contra el estiercol
y arañando luciérnagas en el aire.
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Comprendo que todo lo que hoy aquí digo
se repetirá en un día cualquiera, una y otra vez,
en el monótono mundo de este planeta.
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Tuesday, May 02, 2006

Francia y el CPE

Desde hace varias semanas están teniendo lugar en todo el Estado Francés una serie de movilizaciones sociales contra el CPE (Contrato del Primer Empleo) y el CNE (Contrato del Nuevo Empleo) aprobados por el gobierno de ese país. El CPE es una reforma laboral que permite el despido sin justificar sin indemnización durante los 24 primeros meses de trabajo en menores de 26 años. Desde el gobierno se defiende dicha reforma argumentando que su objetivo es el combatir el desempleo juvenil. Sin embargo, todo esto nos lleva a una reflexión.

La reforma laboral que pretende imponer el gobierno francés no se trata de un hecho aislado restringido al territorio del Estado Francés, y mucho menos de un “error político” del primer ministro Villepin. El CPE ha de enmarcarse dentro de las políticas del neoliberalismo que se están implantando en gran parte del mundo. No se trata de un simple desmantelamiento del estado del bienestar, sino una involución en los derechos conseguidos por la clase trabajadora, y por la ciudadanía en general, a lo largo del último siglo. La involución en los derechos sociales es fruto directo del neoliberalismo, sistema en el cual el incremento máximo posible de las ganancias de las grandes empresas multinacionales está por encima del respeto a las personas.

El discurso político dominante hace una alusión constante al desempleo, y a las políticas para acabar con el desempleo (de hecho, cualquier reforma laboral se argumenta en este sentido). De este modo, el paro es presentado como un problema que afecta las personas desempleadas, y que se soluciona cuando estas encuentran un trabajo. Sin embargo nunca se hace alusión a las condiciones de dicho trabajo, y pocas veces a los derechos de las personas que trabajan. Con este panorama se hace necesario volver a recordar algo que debiera parecer obvio: el papel que desempeñan en el trabajo las personas que reciben un salario, es bien distinto al que desempeña el empresariado. El empresariado lo que busca ante todo son personas que trabajen de un modo eficiente, que sean sumisas y que cumplan su “deber” no alterando el orden de las cosas, y que generen el mayor beneficio y el menor gasto posible para este empresariado. Es el fundamento principal del liberalismo, el maximizar los beneficios, por encima de los derechos de las personas que realmente generan esos beneficios trabajando; o dicho de otra manera, sacar el máximo beneficio posible del trabajo realizado por el proletariado. Con la precarización del empleo se logra precisamente una actitud más sumisa por parte de los trabajadores y trabajadoras, sobre quienes pesará en todo momento la amenaza del despido, habiendo perdido además un gran número de derechos laborales.

Ahora habrá que ver si todas estas movilizaciones se van a centrar exclusivamente en la lucha contra el CPE, o si estas llevarán tarde o temprano a un cuestionamiento de todo el modelo económico neoliberal. Probablemente habrá una desmovilización si se produce algún cambio en el color del gobierno, pero por otro lado, tampoco sería la primera vez que el descontento ante un hecho concreto desemboque en el cuestionamiento de todo un modelo.