Saturday, April 30, 2011

Eduardo Doménch perdió las elecciones.

Los resultados de las recientes elecciones a rector de la Universidad de La Laguna están bastante claros: Eduardo Doménech perdió las elecciones. Y no tiene más vuelta de hoja, obtener 2.349 votos frente a los 3.264 votos de Marrero es perder las elecciones por más de 900 votos de diferencia. En cualquier sistema democrático Doménech no habría repetido como rector, pero gracias al sistema del voto ponderado, absolutamente antidemocrático, este se convertirá de nuevo en la cabeza visible de la ULL. Deberá tomar buena nota, el señor Doménech, y no lo tendrá nada fácil: ser rector habiendo contando con el rechazo de la mayor parte de la comunidad universitaria es una situación poco deseable. Se abre, pues, una etapa “interesante”, por llamarla de algún modo. ¿Cómo actuará el rectorado ante este nuevo periodo de gobierno?
En 1789 se convocan en Francia los Estados Generales. De acuerdo con el sistema estamental, la exigua minoría noble tenía el mismo número de votos que el clero y que el llamado “tercer estado”, que agrupaba a la inmensa mayoría de la población (aunque, en la práctica, los representantes del tercer estado lo eran, más bien, de la burguesía). Con todas las contradicciones que pudieran haber, y aún habiéndose evidenciado bien pronto que, dentro del llamado tercer estado no había homogeneidad, sino intereses de clase contrapuestos, la Revolución Francesa supuso un indiscutible avance en la formación de un sistema democrático (aún siendo la “democracia” resultante, más allá de la igualdad formal proclamada, un sistema hecho a la medida de la minoría burguesa). No fue todo un camino de rosas, hubo avances y retrocesos hasta llegar a conseguir algo tan sencillo como el sufragio universal, que no debiera ser tampoco el final del camino. Pero hay sitios donde aún no ha llegado siquiera la revolución francesa. La Universidad es uno de esos sitios, donde el estudiantado, que constituye la gran mayoría de la comunidad universitaria (y la razón de ser de una Universidad) apenas tenga voz y voto en las decisiones que lo afectan. Y quienes hoy se horrorizan ante la propuesta de que el voto de un estudiante valga lo mismo que el de un profesor doctor, vienen a asemejarse a aquellos nobles, de pompa y abolengo, que se horrorizaban ante la propuesta de que un ciudadano tuviera los mismos derechos que él; al igual que luego los “ciudadanos” ricos se horrorizaban cuando los obreros o los campesinos sin tierras querían acceder también a esos mismos derechos.
Durante mi periodo de estudiante en la Universidad de La Laguna, recientemente concluido, pude darme cuenta como, desde la institución, en sus grandilocuentes discursos sobre la Universidad, su funcionamiento, el futuro de la misma… apenas se nombraba al estudiantado, como si fuésemos alto tangencial.
Aclaro para que no se me malinterprete. No estamos pidiendo, evidentemente, para el rector de la ULL el mismo fin físico que Luis XVI. Pero sí pedimos que cambien las cosas, que el estudiantado sea consciente de su importancia y que haga oír una voz de rechazo al actual sistema. Este ha de ser el primer paso, pero no el único, para la construcción de una Universidad verdaderamente democrática.
Dailos González Díaz

Wednesday, April 27, 2011

La mar o ensoñación sobre Pedro García Cabrera.


La mar que fue un objeto
sólo y vacío de pueblo
reprobaba su actitud
me dijo en un reproche
mientras sollozaba su desdicha
en un encuentro inaudito.

Wednesday, April 20, 2011

Identidad rebelde


Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Eduardo Galeano.

Identidad. Una palabra que con tanta frecuencia utilizamos y, sin embargo, apenas alcanzaríamos a definir bien su significado. Oímos hablar de identidad y enseguida se nos viene a la cabeza la imagen de una pintadera, una espiral o una zeta amazigh. ¿Tiene eso sentido? ¿Qué es la identidad?

La identidad, al menos en el sentido en el que solemos usarla, podría definirse como todo el conjunto de símbolos y valores por los que una persona se “identifica” como miembro de una colectividad más amplia. El ser humano es social por naturaleza, las colectividades o conjuntos de personas que interactúan desarrollan todo un conjunto de elementos comunes. No hay que confundir la identidad con la cultura, la cultura son todos aquellos elementos, que abarcan numerosos aspectos de la realidad, y que son comunes a una colectividad humana determinada, surgiendo en un contexto social, material, histórico y geográfico determinado. Tampoco hay que confundir la identidad con la conciencia, por ejemplo, la conciencia de clase, por la cual las personas perciben el lugar en el que se encuentran dentro de una realidad social determinada, lo cual no implica que la mera existencia de esa realidad social implique la aparición de dicha conciencia. La identidad supone algo mucho más subjetivo, pues las identidades pueden ser múltiples. Desde el poder se pueden llegar a utilizar determinados símbolos identitarios, como un determinado equipo de fútbol, para ejercer un dominio sobre la población, impidiendo que el poder y el modelo económico y social vigentes sean cuestionados y favoreciendo que la población se identifique con ese poder que los subyuga, con el patrón, con la burguesía, con la corona, con el gobierno, con el Estado español...

Frente al uso de una identidad para el dominio por parte del poder, nosotros, los insumisos, los inconformes, debemos responder con una identidad rebelde, revolucionaria, que cuestione el dominio al cual estamos sometidos. Y ese es el significado que debe tener para nosotros la Ruta Bentejuí. La reivindicación de nuestros antiguos, de quienes se resistieron al invasor, es una reivindicación identitaria con un fuerte potencial revolucionario, pues es un rechazo evidente al imperialismo y al colonialismo, y un canto a la libertad de los pueblos.

Sí, la Ruta Bentejuí es un acto político. Y precisamente debemos reivindicar ese carácter explícitamente político y rebelde, para evitar que quede finalmente en el mero “folclorismo” mal entendido, pues entonces sí correría el riesgo de que se convirtiera en un instrumento del poder, pues este sabe muy bien como usar la propaganda y el adoctrinamiento de modo que no parezca propaganda y adoctrinamiento. En estos momentos el poder utiliza en su propio provecho los símbolos antaño rebeldes, ya que una espiral o una pintadera, de por sí, no significan hoy nada. Démosle contenido. También la Ruta Bentejuí supone una reivindicación del medio natural en el que vivimos, de la naturaleza, algo imprescindible ante la destrucción de nuestra tierra, asolada por un modelo económico en beneficio de unos pocos, además de ecológicamente insostenible, acabando con nuestro futuro. No se trata del simplón conservacionismo de reivindicar la hierbita, ni de atacar a los cabreros acusándolos falsamente de acabar con nuestra flora mientras al lado se construyen urbanizaciones y autopistas. No olvidemos que el paisaje también es antrópico. Se trata de luchar contra la mercantilización de la naturaleza. Se trata de buscar otro tipo de relación del ser humanos con el medio.

Venimos gentes de distintas islas. Desde La Palma, la isla de otro rebelde, Tanausú (y también de otros rebeldes como José Miguel Pérez) saludamos a los compañeros de Gran Canaria con motivo de la Ruta Bentejuí, esperando que esta no pierda su carácter rebelde, reivindicando a “los nadie” de los que habla Galeano. Para que nos convirtamos en “alguien”.

Dailos González Díaz.
En Argual (Valle de Aridane, Benahoare, a 18 de abril de 2011).

Tuesday, April 19, 2011

Identidad rebelde


Sueñan las pulgas con comprarse un perro

y sueñan los nadies con salir de pobres,

que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,

que llueva a cántaros la buena suerte;

pero la buena suerte no llueve ayer,

ni hoy, ni mañana, ni nunca,

ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,

por mucho que los nadies la llamen

y aunque les pique la mano izquierda,

o se levanten con el pie derecho,

o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,

muriendo la vida, jodidos, rejodidos.

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.


Eduardo Galeano

Identidad. Una palabra que con tanta frecuencia utilizamos y, sin embargo, apenas alcanzaríamos a definir bien su significado. Oímos hablar de identidad y enseguida se nos viene a la cabeza la imagen de una pintadera, una espiral o una zeta amazigh. ¿Tiene eso sentido? ¿Qué es la identidad?


La identidad, al menos en el sentido en el que solemos usarla, podría definirse como todo el conjunto de símbolos y valores por los que una persona se “identifica” como miembro de una colectividad más amplia. El ser humano es social por naturaleza, las colectividades o conjuntos de personas que interactúan desarrollan todo un conjunto de elementos comunes. No hay que confundir la identidad con la cultura, la cultura son todos aquellos elementos, que abarcan numerosos aspectos de la realidad, y que son comunes a una colectividad humana determinada, surgiendo en un contexto social, material, histórico y geográfico determinado. Tampoco hay que confundir la identidad con la conciencia, por ejemplo, la conciencia de clase, por la cual las personas perciben el lugar en el que se encuentran dentro de una realidad social determinada, lo cual no implica que la mera existencia de esa realidad social implique la aparición de dicha conciencia. La identidad supone algo mucho más subjetivo, pues las identidades pueden ser múltiples. Desde el poder se pueden llegar a utilizar determinados símbolos identitarios, como un determinado equipo de fútbol, para ejercer un dominio sobre la población, impidiendo que el poder y el modelo económico y social vigentes sean cuestionados y favoreciendo que la población se identifique con ese poder que los subyuga, con el patrón, con la burguesía, con la corona, con el gobierno, con el Estado español...


Frente al uso de una identidad para el dominio por parte del poder, nosotros, los insumisos, los inconformes, debemos responder con una identidad rebelde, revolucionaria, que cuestione el dominio al cual estamos sometidos. Y ese es el significado que debe tener para nosotros la Ruta Bentejuí. La reivindicación de nuestros antiguos, de quienes se resistieron al invasor, es una reivindicación identitaria con un fuerte potencial revolucionario, pues es un rechazo evidente al imperialismo y al colonialismo, y un canto a la libertad de los pueblos.


Sí, la Ruta Bentejuí es un acto político. Y precisamente debemos reivindicar ese carácter explícitamente político y rebelde, para evitar que quede finalmente en el mero “folclorismo” mal entendido, pues entonces sí correría el riesgo de que se convirtiera en un instrumento del poder, pues este sabe muy bien como usar la propaganda y el adoctrinamiento de modo que no parezca propaganda y adoctrinamiento. En estos momentos el poder utiliza en su propio provecho los símbolos antaño rebeldes, ya que una espiral o una pintadera, de por sí, no significan hoy nada. Démosle contenido. También la Ruta Bentejuí supone una reivindicación del medio natural en el que vivimos, de la naturaleza, algo imprescindible ante la destrucción de nuestra tierra, asolada por un modelo económico en beneficio de unos pocos, además de ecológicamente insostenible, acabando con nuestro futuro. No se trata del simplón conservacionismo de reivindicar la hierbita, ni de atacar a los cabreros acusándolos falsamente de acabar con nuestra flora mientras al lado se construyen urbanizaciones y autopistas. No olvidemos que el paisaje también es antrópico. Se trata de luchar contra la mercantilización de la naturaleza. Se trata de buscar otro tipo de relación del ser humanos con el medio.


Venimos gentes de distintas islas. Desde La Palma, la isla de otro rebelde, Tanausú (y también de otros rebeldes como José Miguel Pérez) saludamos a los compañeros de Gran Canaria con motivo de la Ruta Bentejuí, esperando que esta no pierda su carácter rebelde, reivindicando a “los nadie” de los que habla Galeano. Para que nos convirtamos en “alguien”.


Dailos González Díaz.


En Argual (Valle de Aridane, Benahoare, a 18 de abril de 2011).

Tuesday, April 05, 2011

La tasa de paro en la isla de La Palma continúa aumentando.


En un contexto de políticas regresivas en lo que a derechos de los trabajadores se refiere (reforma laboral, reforma de la ley de pensiones...) y con un gobierno que sigue fielmente los dictados de los grandes empresarios, la tasa de paro no hace sino aumentar, a la vez que empeoran las condiciones de laborales de miles de trabajadores y trabajadoras en todo el Estado. La situación es especialmente preocupante en Canarias, donde padecemos las mayores tasas de paro de todo el Estado español, así como los sueldos más bajos por hora trabajada y con una cesta de la compra situada entre las más altas.

Aunque en el mes de marzo el aumento del desempleo en Canarias ha sido de un 0,01% con respecto al mes anterior, hay que recordar que este aumento ha sido continuado en los últimos años, situándose, según cifras oficiales, en 261.202 personas. Por eso vemos con asombro como el Gobierno de Canarias dice que los últimos datos acerca del paro son "relativamente positivos".

Y es que ni siquiera el "empleo caciquil" ("te doy trabajo ahora a cambio de que me votes"), tan típico de periodos electorales como son las paellas e inauguraciones, ha podido contener el alarmante incremento del paro en la islas.

Actualmente, la tasa de paro insular, según cifras oficiales, se situa en las 9.458 personas.
Tanto el Gobierno de Canarias como el de España no hacen sino imponer recortes sociales y políticas regresivas en derechos laborales en beneficio de una minoría, la patronal y la banca (quienes gobiernan realmente) y en contra de la mayoría trabajadora. Está ya demostrado empíricamente que esas políticas, además de suponer un retroceso en los derechos conquistados tras años de lucha, ni siquiera sirven para contener la destrucción de empleo, sino que ahondan más en una situación que cada día se vuelve más negativa para la mayoría de la población.

Ni el PP ni CC ni PSOE aportan soluciones para esta situación, sino que son parte del problema, representan los intereses de la misma clase social, la gran burguesía que controla todos los resortes del poder político y económico.