Thursday, December 06, 2012

La era de la información


Se dice mucho últimamente que, estando en la "era de la información", vivimos bajo un "exceso de información". Según esta idea, internet nos proporciona acceso a miles de noticias e información, pero debido esa acumulación informativa, nos resulta muy difícil procesarla. Afirmación con la que no estoy para nada de acuerdo, por un lado, tan sólo una minoría de los usuarios de las nuevas tecnologías usamos las mismas para la lectura de las noticias de actualidad más allá de las versiones digitales de los periódicos tradicionales; por otro lado, a medida que usamos internet para acceder a las últimas noticias, dejamos de ser espectadores de medios que utilizábamos previamente para el mismo fin, como eran los noticieros televisados, los llamados Telediarios; y por otro lado también circula una enorme cantidad de desinformación, de noticias falsas o manipuladas, y aún entre las personas que se suponen críticas, instruidas... teniendo la posibilidad de contrastar una información casi a golpe de click, no lo hacemos, nos seguimos tragando lo que nos echan, antes en el Telediario, y ahora en informaciones falseadas que nos llegan a través de una cadena de mails o de las redes sociales (y, lo que es peor, periodistas "profesionales" toman lo aparecido en dichas redes como fuentes a la hora de elaborar sus informaciones).

Es cierto que internet permite acceder a una información que permanecía censurada en los mass media, en realidad grandes empresas privadas sometidas a los intereses de sus anunciantes, otras grandes empresas privadas. Y un ejemplo lo tenemos en los reportajes aparentemente críticos, pero inocuos para el sistema, del "progresista" Jordi Èvole, capaz de denunciar sin problema alguno a determinados altos cargos del gobierno, pero basta con hacer una crítica a las grandes empresas privadas eléctricas, claro ejemplo del capitalismo monopolista, para que lleguen las amenazas contra la emisión del programa.
Por otro lado, la prensa escrita tenía la ventaja, frente a los tradicionales Telediarios, de permitir leer mejor entre líneas, reflexionar, estar a la defensiva y saber cuándo nos podían estar mintiendo, o qué significado tenía realmente lo que estaban diciendo. En los Telediarios no, la información fugaz, rápida, sin tiempo para reflexionar, y además apoyada en una imagen que teóricamente daba categoría de verdad objetiva e indiscutible a la mentira lanzada, no nos permitía estar tan prevenidos contra la manipulación. Internet, siendo al fin y al cabo prensa escrita, nos proporcionaba estas ventajas... pero he ahí el gran problema, y es que existe la tendencia no sólo a no contrastar la información, a leer exclusivamente los titulares, a la información fugaz y en frases cortas, los 140 caracteres del twitter y su enorme capacidad para difundir rumores. Hemos perdido esa capacidad para buscar la información, para hacer análisis crítico, leemos tan sólo dos o tres palabras de un texto, no contrastamos teniendo ahora una mayor facilidad para ello. Estamos, pues, no ante un exceso de información: accedemos a muy poca. Ya no vemos telediarios, pero tampoco leemos artículos periodísticos enteros más allá de los titulares. Y quienes elaboran las noticias lo saben. Por ello las mayores dosis de manipulación se encuentran en los titulares (o en las enfermizas portadas de periódicos como el ABC o La Razón). 

Uno de los ejemplos más reciente lo tenemos en un periódico reaccionario peruano, cuyas noticias fueron difundidas en todo el mundo a través de las redes sociales. La noticia real era que el Instituto Cubano de la Música buscaba la restricción de la difusión de aquellos temas musicales que fueran agresivos contra la dignidad de las mujeres. En realidad no se trataba de nada nuevo, en varios países de América Latina existe legislación al respecto incluso más dura (con pitidos que censuran determinadas palabras en la música radiada), pero incluso en Canarias, el Instituto Canario de la Mujer y algunos colectivos feministas protestaron en 2005 por la difusión televisiva de determinadas canciones de reggaetón que, a su juicio, denigraban a la mujer. Pues bien ¿cómo tituló Perú21 esta noticia? Pues con un "El Gobierno de Cuba prohibe el reggaetón". Pronto esa mentira se difundió como la pólvora, gente sin leer el contenido de la propia noticia creyó en lo que ponía el titular, incluso otros medios de comunicación se basaron y modificaron a su antojo ese tendencioso y anticomunista titular. 

Otro ejemplo de ello fue la noticia de que arqueólogos norcoreanos habían encontrado una inscripción correspondiente al periodo del Reino Gogureyo (918-1392) referente a una leyenda de dicho periodo sobre la "Guarida del Unicornio". Pues bien, no sin sorna, Perú21 tituló: "Corea del Norte afirma tener pruebas de la existencia del Unicornio". La gracia estaba además en que las fuentes para tal información, se asemejaban más al viejo "juego del teléfono" que a un verdadero periodismo. Así, en el propio periódico se hablaba de "la agencia oficialista KCNA, citada por la versión francesa del Hunfington Post.

En ambos casos, circuló más la información falsa que el desmentido. Como el terrible bulo de los 450.000 "políticos" en el Estado español, que bien puede estarnos preparando para el surgimiento de un populismo de corte fascista.

Dailos González Díaz

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